jueves, 21 de febrero de 2013

"ALEXANDER BELOV" MÁS QUE UNA CANASTA

UNA POLÉMICA FINAL DE BALONCESTO EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE MÚNICH DE 1972 SIRVIÓ PARA REVIVIR EN LA CANCHA LA GUERRA FRÍA ENTRE ESTADOS UNIDOS Y LA URSS

HASTA EL MOMENTO DE SU DESINTEGRACIÓN, EN 1991 LA URSS LOGRÓ ALZARSE CON UNA MEDALLA DE ORO MÁS: LA DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE SEÚL DE 1988.

BELOV JUGÓ EN EL SPARTACK DE LENINGRADO HASTA SU MUERTE. EN 2010 UNOS VÁNDALOS ASALTARON SU TUMBA Y SE LLEVARON LA REPRODUCCIÓN DE UNA MANO CON UN BALÓN DE BALONCESTO.




Por desgracia, los Juegos celebrados en Múnich en 1972 no solo recordados por cuestiones deportivas. La competición quedó enturbiada por la irrupción en la Villa Olímpica del comando palestino Septiembre Negro, que secuestró a once de los veinte integrantes de la delegación israelí. Tras unas tensas horas en las que los representantes árabes trataron de negociar a la desesperada, rehenes y captores resultaron muertos en el intento de rescate llevado a cabo por las autoridades alemanas. Pero sería injusto pasar por alto que en los XX Juegos Olímpicos de verano sucedieron algunas de las mayores gestas de la historia del deporte mundial. Solo un ejemplo: en la capital bávara el nadador estadounidense Mark Spitz estableció una marca para el recuerdo al conseguir siete medallas de oro en una misma competición.

La mayor sorpresa en Múnich llegó en la final del torneo de baloncesto, en la que la URSS consiguió vencer a la selección norteamericana. Fue la primera derrota de Estados Unidos en unos Juegos, en los que se había alzado con el oro en las siete ocasiones anteriores en las que había participado( desde los juegos de Berlin en 1936). Era tal su ventaja respecto del resto de contrincantes que el combinado nacional acudía a las citas olímpicas no con jugadores profesionales sino con jóvenes procedentes de las ligas universitarias.

Ambos conjuntos superaron la primera fase de la competición de manera inmaculada, con siete triunfos de siete posibles. En las semifinales tanto estadounidenses como soviéticos se deshicieron con facilidad de Italia y Cuba respectivamente. La esperada final estaba servida, las dos potencias políticas mundiales frente a frente. No se trataba de un partido más,  era otro capitulo de la Guerra Fría en la que estaban inmersos ambos enemigos históricos. Estados Unidos era consciente de su superioridad a pesar de que no contaba en sus filas con Bill Walton, pivot de los Bruins de UCLA, y gran dominador del campeonato universitario, que había renunciado a jugar en Múnich. La selección de la URSS alineaba a un bloque de jugadores muy experimentados en competiciones internacionales sabedores de que estaban mas cerca que nunca de la victoria.

El partido comenzó con dominio de los soviéticos gracias a la aportación de su estrella Sergei Belov que unos años mas tarde se convirtió en el primer jugador no estadounidense en ser incluido dentro del Hall Off Fame. Las largas posesiones y una férrea defensa permitieron que los soviéticos llegaran con ventaja de 26 a 21 al descanso. Tras la reanudación, la tónica del partido siguió siendo la misma: los norteamericanos no conseguían imprimir velocidad a su juego. A  falta de diez minutos para el final el marcador se puso en su contra (38 a 28). Ante la crítica situación Henry Iba seleccionador estadounidense solicito tiempo muerto y reordenó la táctica de su equipo convirtiéndolo en una defensa presionante sobre toda la pista. Así pudo conseguir rebajar la desventaja en el marcador hasta acercarse a un punto de los soviéticos (49 a 48).

Alexander Belov y Dwight Jones luchan
por el balón en la polémica final 
Tras interceptar un pase, Doug Collins, quiso dar la vuelta a ese resultado y se fue directo a canasta.
Pero fue parado en falta cuando intentaba anotar una bandeja, Quedaban tres segundos para la conclusión del encuentro y Estados Unidos disponía de dos tiros libres para lanzar.

Doug Collins, dolido todavía por la falta recibida, se dispuso a ejecutar esos tiros libres. Anoto el primero dejó empatado a 49. Cuando le toco lanzar el segundo, sonó la bocina pero el juego siguió y el balón entró, lo que suponía la primera ventaja en todo el partido de los norteamericanos en el marcador (49-50). Con tres segundos por jugar los soviéticos sacaron rápido para lograr una canasta, pero los árbitros del encuentro pararon el juego a falta de un segundo por un tiempo muerto solicitado por el seleccionador de la URSS. Comenzaba la polémica.

Euforia del conjunto soviético después de la victoria 
El equipo estadounidense se quejó de la decisión, ya que las normas de la época solo permiten conceder el tiempo muerto antes de lanzar el segundo tiro libre. Los colegiados, tras consultar a la mesa,decidieron aceptar el tiempo. Al reanudarse el partido, el reloj marcaba un segundo por disputar. Los jugadores movieron el balón y rápidamente sonó la bocina que señalaban el final sin dar tiempo apenas a un lanzamiento. Los norteamericanos saltaron a la pista para celebrar el triunfo mientras los rivales protestaban en la mesa de anotadores.


Fue cuando entonces William Jones, máximo mandatario de la FIBA, bajó a la cancha y ordenó volver a reanudar el encuentro situando el reloj a falta de tres segundos( como estaba tras los tires libres de Doug Collins). Fue entonces cuando se produjo la gran hazaña: los soviéticos realizaron un impresionante pase a canasta que fue capturado entre dos defensores por Alexander Belov, que logró los dos épicos puntos que les dieron el triunfo (51-50).


Estados Unidos no estaba dispuesta a asumir la primera derrota de la selección de baloncesto en la historia de los Juegos Olímpicos, por lo que elevó una protesta formal. Esa misma noche se reunió un comité especial formado por cinco representantes de la Fiba para decidir la legalidad o no del resultado. La votación fue favorable a la URSS. Los tres votos pro-soviéticos fueron concedidos por Hungría y Cuba, mientras que Puerto Rico e Italia se manifestaron en contra.

Tras conocer esta votación los jugadores norteamericanos abatidos se negaron a recoger las medallas de plata, que continúan guardadas en un banco suizo. Cada año el comité Olímpico Internacional envía a Estados Unidos una carta solicitando su recogida, pero ningún jugador ha aceptado la polémica distinción hasta el momento.  


ALEXANDER BELOV

RUSIA
Leningrado, 9 de noviembre de 1951
Leningrado, 3 de octubre de 1978.

Deporte
Baloncesto (Pívot)

Palmarés olímpico
Juegos de Múnich de 1972
medalla de oro en la competición de baloncesto 
Juegos de Montreal 1976 
Medalla de bronce en la competición de baloncesto.



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